Allá por el año 1992, la consultora estadounidense Faith Popcorn identificaba una nueva tendencia que, sin dudas, llegaba para quedarse. El cocooning (volver al capullo) comenzaba con la aparición del envío de comidas rápidas al domicilio. Hoy, no sólo lo practicamos cuando llamamos al delivery. ¿Querés saber como influye esta tendencia en los hábitos del consumidor? Leelo en esta nota. Es un hecho, todos alguna vez llamamos al delivery por diversos motivos: estamos cansados después de un día largo de trabajo, no tenemos nada en la heladera, nos sorprende un antojo y la única solución es llamar a ese lugar que tiene ese producto que tanto deseamos. Y es casi la fórmula de la felicidad: levantás el teléfono, haces el pedido, y en poco tiempo suena el timbre para convertir tu sueño en realidad. Al menos ese sueño pequeño. De ahí en adelante muchos fenómenos se cobijan dentro de esta tendencia, fenómenos que hoy se incluyen en el desarrollo del día casi como algo natural. Podríamos decir entonces que dentro de esta tendencia encontramos un excelente motivo para el éxito de las redes sociales, el e-commerce, el home banking, la mensajería instantánea, los countries y tantas otras formas diferentes de manifestar tal vez, el miedo a salir o porqué no recluirnos en la tranquilidad de nuestras casas. ¿Quién no consulta el estado de su cuenta en el banco mediante la herramienta Web que todas las entidades financieras ofrecen? ¿Quién no compró algo por Internet, o al menos no averiguó precios, comparó productos, identificó el centro más cercano para la compra, etc.? Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest, Skype o el e-mail abrieron las formas de comunicación y WhatsApp además de permitirte estar en contacto con aquellos que más te importan, te permite saber si el otro recibió o no recibió tu mensaje, cuando fué la última vez que se conecto y en torno a ello, van a apareciendo ciertos mitos. Mito o realidad, hay algo que no se discute. Las TICS (Tecnología de la Información y de la Comunicación) han llegado para fomentar y apoyar el Cocooning y mediante ello, cambiar varios aspectos del comportamiento del consumidor. Estas variaciones a su vez, han puesto en el ojo de la tormenta las formas de hacer negocios. Organizaciones de todos los tamaños y de todos los sectores, han incluido en su modelo alguna de estas tecnologías pero lo fundamental aquí es desarrollar e implementar una estrategia global, lo que requiere reconocer qué hace nuestro cliente potencial y también nuestro cliente actual, para lograr uno de los desafíos actuales de las compañías, como lo es la fidelización. Identificar dónde encontrar esos consumidores, potenciales y/o actuales, nos lleva a pensar una vez más quiénes son, qué hacen y qué están dispuestos a hacer para adquirir nuestro producto o servicio. Un trabajo equilibrado entre la Web y las redes sociales, hacen que a bajo costo, se pueda estimular la demanda, darnos a conocer y posicionar nuestra marca. Trabajar con una estrategia global, aplicada a estas herramientas de tanta importancia, son un acierto en cualquier organización. Hay que reconocer que el consumidor 2.0 tiene mayor acceso a la información y junto con ello se vuelve más exigente. Dejó de ser meramente consumidor, sino que además es productor de contenidos. Se abrieron nuevas puertas y el boca en boca se transformó en la posibilidad de contar la experiencia al mundo. Lejos del miedo, el empresario debe considerar sus opiniones, ya que es una oportunidad única de generar valor y mejorar la oferta.